Año 2665. La raza humana por fin había logrado cumplir su sueño: ha conquistado el espacio. Fueron largos años de duros esfuerzos y sacrificios, con la perdida de incontables vidas, pero aun así, el ansiado viaje a las estrellas se había producido.
Todo comenzó a principios del Siglo XXII, después de una terrible Tercera Guerra Mundial que había dejado abnegada a toda la raza humana. En esa situación, las naciones más poderosas del planeta llegaron a la conclusión definitiva de que no podían seguir destruyéndose las unas a las otras, ya que eso solo propiciaría el camino para la inevitable extinción de la raza humana. De este modo, Estados Unidos, La Unión Europea, La Alianza Roja (formada por China y Rusia), La Liga de Repúblicas Federales de África, el Sindicato de Oceanía y la Unión Sudamericana firmaron un tratado de paz que ponía fin a todos los conflictos existentes y se conformó un nuevo gobierno unitario a nivel global, encargado de velar por mantener el orden entre los diferentes países del mundo y evitar posibles nuevos enfrentamientos. A este nuevo orden se le denominó La Coalición de Naciones Aliadas de la Tierra o CNAT, más comúnmente llamada la Coalición.140
En el transcurso de los años, la CNAT puso en marcha diversos proyectos para sustentar a una población afectada por la pobreza, el hambre, las enfermedades y los conflictos internos. Se reorganizaron los estamentos sociales para que no existieran diferencias entre la población. Se buscó una nueva forma de aprovechar los recursos sin generar tantos residuos, ya fuera por medio del reciclaje o el uso de combustibles menos contaminantes. Y como no, con la expansión por el espacio. La Tierra era un planeta prácticamente deteriorado, con la mayor parte de sus ecosistemas destruidos y su atmósfera gravemente contaminada, incapaz de cobijar a una raza humana que aumentaba de nuevo en población de forma exponencial.
Así es como se empezaron a colonizar los planetas más cercanos a la Tierra, los del Sistema Solar. Marte, el planeta rojo, fue el primero y en él se establecieron alrededor de 70 colonias, de pequeños pueblos a inmensas urbes, que obligaron a la terraformación del planeta para permitir la habitabilidad de este a más personas. En menos de 175 años, Marte se convirtió en un mundo tan poblado como la Tierra. Otros puntos de colonización perfectos fueron Titán, la luna de Júpiter y Europa, uno de los satélites de Saturno. También se establecieron en los propios Júpiter y Saturno, además de en Neptuno, Mercurio o Venus, aunque eran más estaciones de investigación o unidades extractoras de materias primas como gases o minerales. Ninguno de ellos poseía las condiciones necesarias para ser habitado por el ser humano. Esto fue lo que llevó a pensar en la posibilidad de explorar nuevos horizontes más allá de nuestro sistema. Adentrarse en otros mundos, llegar hasta los confines de la galaxia. Pero había un problema. Las distancias que separan a nuestro sistema Solar de otros son muy altas. El más cercano, Alpha Centauri, está a 4,37 años luz, eso son 41,3 billones de kilómetros. Harían falta cientos de años para lograr llegar a este. En un principio, el viaje interestelar parecía poco probable.
1. Introducción al universo.
Año 2665. La raza humana por fin había logrado cumplir su sueño: ha conquistado el espacio. Fueron largos años de duros esfuerzos y sacrificios, con la perdida de incontables vidas, pero aun así, el ansiado viaje a las estrellas se había producido.
Todo comenzó a principios del Siglo XXII, después de una terrible Tercera Guerra Mundial que había dejado abnegada a toda la raza humana. En esa situación, las naciones más poderosas del planeta llegaron a la conclusión definitiva de que no podían seguir destruyéndose las unas a las otras, ya que eso solo propiciaría el camino para la inevitable extinción de la raza humana. De este modo, Estados Unidos, La Unión Europea, La Alianza Roja (formada por China y Rusia), La Liga de Repúblicas Federales de África, el Sindicato de Oceanía y la Unión Sudamericana firmaron un tratado de paz que ponía fin a todos los conflictos existentes y se conformó un nuevo gobierno unitario a nivel global, encargado de velar por mantener el orden entre los diferentes países del mundo y evitar posibles nuevos enfrentamientos. A este nuevo orden se le denominó La Coalición de Naciones Aliadas de la Tierra o CNAT, más comúnmente llamada la Coalición.140
En el transcurso de los años, la CNAT puso en marcha diversos proyectos para sustentar a una población afectada por la pobreza, el hambre, las enfermedades y los conflictos internos. Se reorganizaron los estamentos sociales para que no existieran diferencias entre la población. Se buscó una nueva forma de aprovechar los recursos sin generar tantos residuos, ya fuera por medio del reciclaje o el uso de combustibles menos contaminantes. Y como no, con la expansión por el espacio. La Tierra era un planeta prácticamente deteriorado, con la mayor parte de sus ecosistemas destruidos y su atmósfera gravemente contaminada, incapaz de cobijar a una raza humana que aumentaba de nuevo en población de forma exponencial.
Así es como se empezaron a colonizar los planetas más cercanos a la Tierra, los del Sistema Solar. Marte, el planeta rojo, fue el primero y en él se establecieron alrededor de 70 colonias, de pequeños pueblos a inmensas urbes, que obligaron a la terraformación del planeta para permitir la habitabilidad de este a más personas. En menos de 175 años, Marte se convirtió en un mundo tan poblado como la Tierra. Otros puntos de colonización perfectos fueron Titán, la luna de Júpiter y Europa, uno de los satélites de Saturno. También se establecieron en los propios Júpiter y Saturno, además de en Neptuno, Mercurio o Venus, aunque eran más estaciones de investigación o unidades extractoras de materias primas como gases o minerales. Ninguno de ellos poseía las condiciones necesarias para ser habitado por el ser humano. Esto fue lo que llevó a pensar en la posibilidad de explorar nuevos horizontes más allá de nuestro sistema. Adentrarse en otros mundos, llegar hasta los confines de la galaxia. Pero había un problema. Las distancias que separan a nuestro sistema Solar de otros son muy altas. El más cercano, Alpha Centauri, está a 4,37 años luz, eso son 41,3 billones de kilómetros. Harían falta cientos de años para lograr llegar a este. En un principio, el viaje interestelar parecía poco probable.